Enrique Terol y la historia de Manterol: un ejemplo de perseverancia en la industria textil
Enrique Terol Penadés, fundador de la empresa de mantas Manterol en 1948, es un referente del sector textil en España. Su historia personal y profesional, marcada por el esfuerzo y la visión empresarial, lo han convertido en una figura destacada en Ontinyent, una ciudad valenciana de rica tradición textil.
Desde muy joven, Enrique mostró gran iniciativa y capacidad de liderazgo. Nació en una familia numerosa y trabajadora, aunque sus orígenes estaban más ligados al campo que a la industria. Sin embargo, Enrique, desde temprana edad, se dio cuenta de que su camino no estaría en el campo, sino en el mundo empresarial. Tras descubrir su interés por el trabajo artesanal, comenzó a introducirse en el mundo de los telares, tomando clases con otros operarios y aprendiendo el oficio en fábricas locales. Pronto, Terol adquirió sus primeros telares manuales de madera y se propuso iniciar su propia producción de mantas. Estos comienzos humildes, y muchas veces precarios, le enseñaron el valor del trabajo duro y la importancia de la calidad en cada uno de sus productos.
La empresa que Enrique Terol fundó, Manterol, nació con un nombre que rinde homenaje a su apellido y al producto que fabricaba. Desde sus primeros años, la marca destacó por su enfoque innovador en el diseño y la fabricación de mantas de alta calidad, la manta Rachel. Uno de los momentos clave en el crecimiento de Manterol fue la introducción de la manta de pelo cortado, una idea original de Terol, quien decidió cortar las fibras de las mantas para mejorar su textura y apariencia. Este cambio revolucionario fue un paso adelante en la industria textil, y rápidamente el producto comenzó a ganar popularidad en mercados locales y, más adelante, internacionales.
Terol no solo se dedicó a fabricar mantas; también demostró una notable habilidad para la venta y el comercio. Su espíritu emprendedor lo llevó a vender sus mantas directamente a los agricultores de la zona, quienes, en esa época, sufrían las duras condiciones del invierno. Enrique, con su carácter persuasivo y cercano, recorrió fincas rurales vendiendo sus mantas, adaptándose a las necesidades y al presupuesto de cada cliente. Esta cercanía con sus compradores y su visión de mercado le permitió expandir su negocio y asegurar una red de clientes fieles, que valoraban tanto la calidad de sus productos como el trato personal que recibían.
A medida que Manterol fue creciendo, Enrique no solo expandió la producción, sino que también logró alianzas estratégicas con grandes empresas proveedoras de fibras, como Bayer, que le permitió trabajar con materiales innovadores y mejorar la calidad de sus productos. Enrique recordaba cómo tuvo que negociar y convencer a estas empresas para obtener la exclusividad de sus materias primas, una movida arriesgada pero visionaria que solidificó la reputación de Manterol en el sector textil. Estas colaboraciones le permitieron a Terol implementar materiales como el Dralon, una fibra de alto rendimiento que revolucionó las mantas y que mantuvo a Manterol a la vanguardia de la industria. También en la introducción de licencias para sus producots como las del Real Madrid, Futbol Club Barcelona y los personales de Disney entre otras.
Además de su habilidad para crear productos de calidad, Terol siempre tuvo una visión clara de la importancia de formar un equipo sólido y comprometido. Enrique destacó el valor de cada operario que trabajó junto a él en sus primeros años, y cómo él mismo se involucraba en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Según Terol, los operarios no solo eran empleados, sino parte de una familia, y él se esforzaba por conocer sus necesidades y apoyarles tanto en el ámbito laboral como en el personal. Esta filosofía de liderazgo ayudó a crear un ambiente de trabajo positivo y cohesionado, que se reflejaba en la calidad de los productos de Manterol.
La historia de Enrique Terol y Manterol también refleja la evolución de la industria textil en España. Desde los tiempos difíciles de la posguerra hasta los avances tecnológicos que permitieron innovar en el sector, Terol supo adaptarse a los cambios y superar los desafíos. Mencionar también los momentos difíciles, como la escasez de materias primas durante la posguerra, cuando tuvo que recurrir a soluciones creativas para poder producir mantas de calidad. Años más tarde, con la llegada de las fibras sintéticas y los avances en el teñido y tratamiento de tejidos, Manterol alcanzó un nuevo nivel de producción que le permitió expandirse a nivel internacional.
A lo largo de su vida, Enrique ha compartido su éxito con su familia, a quienes considera el pilar fundamental de su trayectoria. Aunque sus logros empresariales son admirables, Enrique siempre ha destacado que su mayor orgullo es su familia, y ha trabajado con dedicación para ofrecerles un futuro próspero y feliz.
La historia de Enrique Terol y Manterol es, en última instancia, un homenaje a la perseverancia y a la capacidad de superación. Terol no solo fue un empresario exitoso, sino también un pionero que transformó la industria textil de Ontinyent y demostró que, con esfuerzo, visión y compromiso, es posible construir una marca que trasciende generaciones y fronteras. Hoy, Manterol es sinónimo de calidad y tradición en mantas, y Enrique Terol es un ejemplo de dedicación y pasión por su trabajo, dejando un legado que continúa inspirando a nuevos emprendedores en el sector textil. También fue presidente de la Fundació Museu del Textil de la Comunitat Valenciana
ATEVAL otorgó en 2023 un reconocimiento especial a Enrique Terol Penadés por su "Trayectoria Relevante" en el sector textil. A los 92 años, Terol recibió este premio, visiblemente emocionado, como homenaje a toda una vida dedicada al textil.
Desde el ATEXLIER TEXTILE MUSEUM queremos rendir este homenaje a esta figura carísmatica del textil.
Foto: ATEVAL (Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana)
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