El Secreto del Picaje: La Máquina que Revolucionó el Tejido Jacquard
En pleno siglo XXI, la tecnología avanza a pasos agigantados, pero muchas de las grandes innovaciones actuales tienen raíces más profundas de lo que imaginamos.

Una de ellas es la máquina de picaje, una herramienta tan curiosa como revolucionaria, que no solo transformó el mundo textil, sino que también fue precursora de la informática moderna. En el Atexlier Textile Museum, esta máquina es una de las piezas más fascinantes para entender cómo se fabrican las mantas jacquard de forma artesanal y mecánica.
¿Qué es la máquina de picaje?
A simple vista, parece una reliquia del pasado… y lo es. La máquina de picaje servía para crear las encartonadas, unas tiras perforadas que indicaban el diseño que debía seguir el telar al tejer una manta. Su apariencia recuerda a la famosa máquina Enigma utilizada durante la Segunda Guerra Mundial, y no es casualidad: ambas funcionan bajo un sistema binario de perforaciones, una lógica de "sí" o "no", "pasa" o "no pasa".
El proceso: del papel al telar
Todo comienza con la puesta en carta, que consiste en trasladar el dibujo que se quiere tejer a un papel milimetrado. Cada cuadrito representa una posición del hilo en el tejido final. Este patrón se convierte después en una serie de perforaciones que se hacen a mano con la máquina de picaje.
El operador debía trabajar con extrema precisión, pulsando tecla por tecla, fila por fila, para crear correctamente las encartonadas. Cada agujero tenía un significado: indicaba si un hilo de urdimbre debía subir o no al momento del tejido. Un solo error podía alterar por completo el diseño final.
El telar Jacquard: una revolución mecánica
Una vez terminadas las encartonadas, estas se colocaban en la parte superior del telar, dentro de la famosa máquina Jacquard. Esta máquina, mediante unas 2.400 agujas, interpretaba los agujeros de las encartonadas y accionaba los hilos de urdimbre. Así, al pasar el hilo de trama, se creaba el dibujo exacto que se había diseñado desde el principio.
Gracias a este sistema, fue posible por primera vez tejer dibujos complejos y personalizados en mantas, algo impensable hasta entonces, cuando los telares solo permitían motivos sencillos como rayas o cuadros.
Joseph Marie Jacquard y la herencia de la informática
Todo este proceso fue posible gracias a la mente brillante de Joseph Marie Jacquard, quien a finales del siglo XVIII ideó esta forma mecánica de tejer. Su invento no solo revolucionó la industria textil, sino que inspiró a figuras clave como Charles Babbage, considerado uno de los padres de la computación, quien se basó en este sistema de tarjetas perforadas para desarrollar sus primeras ideas de máquina calculadora.
Una pieza de museo imprescindible
La máquina de picaje que se conserva en el Atexlier Textile Museum es más que una herramienta de trabajo: es una joya tecnológica e histórica, que conecta la artesanía textil con los orígenes de la informática. Por su valor patrimonial, creemos firmemente que el Museu Tèxtil de la Comunitat Valenciana debería incorporar una pieza como esta en su colección permanente, para acercar al público el valor de esta auténtica revolución silenciosa.
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